Manuel Ávila Camacho |
Pero qué sabio era el General Francisco Villa, que en 1916, propuso en el Estado de Chihuahua la pena de muerte para los que cometieran fraudes electorales. Y es que el gran Pancho Villa, sabía de qué pata cojeaban en aquellos años los políticos mexicanos. Y al parecer esas mismas prácticas las fueron perfeccionando a lo largo de las generaciones y se extendieron hasta nuestros días.
Recuerdo que en 1940 el candidato del PRI a la presidencia, Manuel Ávila Camacho, ganó con el 93 por ciento de los votos. Su contrincante era el general independiente Juan Andreu Almazán. Las elecciones se llevaron a cabo bajo enfrentamientos violentos y acusaciones creíbles de que hubo fraude en las votaciones. Quienes simpatizaban con el general Almazán fueron perseguidos y ejecutados.
Luis H. Álvarez |
Y quién no recuerda una de las más grandes burlas a la nación. Los resultados de la elección presidencial de 1988 favorecían a Cuauhtémoc Cárdenas del PRD, cuando de pronto el sistema computarizado de las elecciones falló misteriosamente, y cuando fue reanudado, mágicamente el candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari ganaba por un pequeño margen.
Felipe Calderón |
Cuántos fraudes se hubieran evitado si la ley de Pancho Villa se hubiera hecho realidad. Eso sí; los hubieran matado...
Si le cortáramos la cabeza a los políticos, realmente no perderían tanto.
ResponderEliminar¡Excelente blog Elena!